miércoles, 17 de septiembre de 2008

Dilema angelical


Virtudes divinas para ambos
encomendadas;
templo chico, escuela de angeles
y motivos unificados.
Te reconocí desde el primer día
y hasta la fecha no dejo de apreciarte:
danzas, cantas con divino histrionismo;
pasas de la realidad santa y casta
a mis lienzos blancos, en voluptuosidad escarlata prohibida.
Misioneros en la misma guerra
por la paz y el amor heredados,
por la fidelidad íntegra
que ahora me enjuicia en silencio
y que amarra mis alas.
No sabemos si somos prueba de felicidad
por la predestinación Altísima de la plenitud
en vida;
u ovejas descarriadas, prontas al matadero.
Son de angel tus ojos
y de angel mis ojos de fuego,
que te palpa en las rutinas imaginando lo que no tengo.
Secreto de voz, corazón abierto del que creó mis alas para el vuelo;
sin respeto pero con miedo, de que con besarte allí muero.
Amor inconcebido, dilema de un angel ajeno:
pues ¿qué diera en el silencio para decirte con dulzura,
que me gustas y me encantas,
que por tí sueño lo que quiero
y que deseo unir nuestras alas blancas hacia lo eterno?
Mas sigo cantando junto a tu cuerpo,
ambos viendo para el cielo, de que somos angeles
que caminamos el mismo camino y hacia el mismo cielo.
Silencio callo, sentimiento expreso...
A una persona especial.