jueves, 25 de febrero de 2010

Cuerdo irrealísta

Joven hombre de vieja juventud acumulada,
burlado por la vanidad que se derrite
en arrugas y aconsejado por recta madurez
de la mente aún sobreviviente y lúcida:
Te ves buen mozo en el espejo imaginario
y decaído y arrugado en el vidrio de plata.
Recuerdas el día pero olvidas la fecha
cuando la chica te sonreía
y se olvidaba de tus canas.
Te dejáste tocar como un padre
pero tus hormonas gritaban con celo
consumadas en las fantasías del silencio y
escondidas entre la ciudad seca de concreto.
Ayer viste un mendigo llorar en silencio,
hoy rompíste el voto frente a la botella.
Tu mente ve más de lo que ven tus ojos torpes
y creas historias infinitas de inmortales madrigales
dedicados al harén de todas las que no te conocen.
Se pierde fácil tu mirada entre las conglomeraciones,
pero ya has escogido en un minuto, quién será tuya esta noche.
Callas para no ofender, piensas para no hablar
pues insistes ser leal al espíritu de tus padres.
Otro día rompes algún silencio y se aguan tus ojos
porque la cana gana batalla al paje varoníl,
que se refugió en tí ya hace muchos años.
Flaqueaste el metabolismo cuando quisíste ser cuerdo
y sonreíste con hermosura cuando fuíste el irrealísta...
Tu presente te da vida, tu pasado lo perdíste
en la vuelta de alguna esquina
o en el beso robado y muy eroticado
que le díste a una de tus tantas primaveras.