viernes, 27 de enero de 2012

Los Abrazos.

Extraño un buen abrazo,
como el que nunca me dió mi padre
o el que simplemente le negó a mi madre.
Extraño tu abrazo; ese fuerte y delicado
de la mujer que apenas conozco,
poca de años, llena de inocencias.
Me abraza la sola nostalgia
que se robó mis mozos años,
que enfría mi alma, que añora las manos.

¡Cómo extraño tu abrazo,
Hija de mis genes que no sabes lo que sientes!
O...cuánto te han crecido los brazos
hijo mío, hijo adolescente:
¿podrías rodearme con tu abrazo fuerte?
Son fascinantes los brazos de mi gente,
mi familia y mi hogar viviente.

Me abraza fuerte el beso de mi amor eterno
que comparte el anillo, el techo bajo
y las paralelas de mi destino;
pero su abrazo físico no es tan fuerte
como el de las Julietas primaverales
cuando los Romeos se extasiaban
y desbordaban sus fuentes.
¡Yo aún te abrazo fuerte,
muy fuerte porque te amo!

Frente al mar extraño tu abrazo
amigo fiel, amigo en lo lejano.
Tu recuerdo abraza mis años
cuando juntos jugábamos...

Mas, por hoy siendo tantos los deseos de los abrazos,
me abrazo yo solo y suspiro cansado
al calor imaginario de los brazos, de mis brazos hinchados.