viernes, 30 de octubre de 2009

Ambivalencias

Hay sombras porque existe la luz;
por tal, al día sigue la noche
y alguien duerme mientras otro despierta.
Tengo marcados los extremos en mi existencia,
tan claros como desde mi mano izquierda
hasta el anular de mi diestra.
Un día me someto al juicio
pero otro día escapo por en medio del arcoiris.
Abrazo sanos hábitos y doctrinas,
pero escapo del abrazo de la santidad obligada.
Río abiertamente por lo que ayer lloré,
y me someto en la quietud del pensamiento
a la madurez que dan los años de Dios.
Ciertamente fui tan joven
como ahora soy adulto,
y cambié mis ansiedades y energías puras
por el letargo del descanso que se alimenta
viendo de noche las estrellas.
"La falta de ánimo seca los huesos",
escribió el poeta divino
pero no tomó en cuenta la suma de los días.
Un día estuve tan cerca de la vida,
como hoy lo estoy de la muerte
la cual cada minuto camina más lento
invitandome a tomar su mano.
Y toma el camino de las sombras,
y yo le sigo más lento en la luz...

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