lunes, 3 de octubre de 2011

Sapiencia o hacerse viejo


Tiempo ladronzuelo, juguetón siniestro
que le robas al rico y al pobre cada día, algo de vida:
Me he quedado simplemente callado
cuando fui testigo de tus actos sutiles,
pues he aceptado tus travesuras juveniles.
Antes te huía en cada esquina de mis actos inpunes,
mas ahora soy persecutor de tus huellas y sombras.
Aún joven y sigiloso me muestro admirador
de lo que siempre sabes callar
y con esperanza espero tus palabras atinadas.
Conoces el secreto de mis años
que desde siempre me has robado;
conozco hacia donde me llevas a descansar,
pero no me dices cuánto aún falta más.
Ayer imité tus letras y quise pensar como tú,
pero mi mente desgastada te perdió en la esquina
de la duda o la patética profesía.
Tus dedos esculpen las lineas de mi cara cuando duermo
y llenas de estrellas las mentes del viejo.
Mercadeas mi alegría por cansancio
con descuento de preocupaciones necias.
Sigues siendo un pillo a pesar de mi amistad,
porque tu cleptomanía no tiene cura;
sigues a la fecha robando vidas
y regalando al que la quiere por limosna,
tus hermosas lecciones silenciosas de sabiduría.

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