viernes, 29 de febrero de 2008

Bendición de Amor.


Llegáste en el momento justo y preciso, cuando menos te esperaba. Alguien te dijo de mis lágrimas y mis años, para venir a enjugarlas.
Me dejáste sostenerte cuando recién viste la luz de este mundo triste,
aferrándote a mi dedo como quien decide por quién se dejará llevar.
¡Cuánto dolor soportáste al decidir venir a acompañarme desde la paz de lo Celestial, a este mundo ingrato y material!
Me sonríes, me hablas en tus lenguas y dejáste clara la bendición enviada
con tu presencia. Supliqué paz y amor a mi Señor, y su mensajero trajo Su carta
y se quedó conmigo.
¿Quién soy yo, pecador inmundo para merecer del Creador el regalo
de un ángel guiador?
No me queda más que amarte con el Amor de Dios,
para que dictes las nuevas reglas que debo obedecer a Su Majestad.
Y sé que Dios me mira por tus ojos, retoño verde y tierno, cuando veo el pasado alejarse sin pena ni gloria.
Y sé que Dios me palpa con tus manos suaves cual pétalo de rosa, cuando juegas con tus deditos en mi cara
sonmolienta y cansada, después del trabajar por un nuevo día.
Bendición de Amor has sido desde entonces para mí.
No sé por cuánto tiempo mi Dios te ha de prestar, pero le imploro que primero sea yo el que regrese
a Su altar, con la encomienda enviada, restaurada en vida con su paz.
¡Cuánto te amo Señor por tu enviado celestial!
A J.D. escrito para la eternidad.

No hay comentarios: