jueves, 28 de febrero de 2008

Dualidades

Siempre entre dos mundos feminales
me atrapó el ocaso en la necedad de los abrazos.
Lo que empezó con pensamientos se
endureció al gotear incesante de las estalactitas del deseo.
Una calló, otra reía y la noche nos acobijó.
Esta piel sensible y amnésica lo olvidaba una y otra vez,
se mordió los labios y volvió a explotar entre las pieles.
La que calló en su silencio me decía,
la que habló con su piel oscura me convencía, del
silencio de la blanca y de su ilusión compartida.
Hoy lloran los recuerdos pues es cierto,
que la luna jamás vive con el sol; o que la noche
y el día jamás hicieron el amor.
Hoy la realidad se ha vuelto virtual,
lejana, inmortal, inmoral. Hoy el tiempo y el recuerdo se han
escapado con la misma farra en que les junté una vez como
amigos,
riéndose infieles de mi propia vanidad.

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