miércoles, 12 de marzo de 2008

Soneto

No me mueve, mi Dios, para quererte
El cielo que me tienes prometido;
Ni me mueve el infierno tan temido
para dejar, por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor: muéveme el verte
Clavado en una cruz y escarnecido;
Muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
Muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme al fin tu amor, y en tal manera,
Que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
Y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera;
Pues, aunque lo que espero no esperara,
Lo mismo que te quiero te quisiera.

D. Antonio Ma. Claret
1896

No hay comentarios: